Este mediodía de vuelta a casa, venía pensando en tonterías mientras re-escuchaba una y otra vez la 10 de Pereza: en si el Fede habría preparado para comer lo que habíamos quedado, en si pillaría atasco...y en estas divagaciones andaba cuando en una de las rotondas de la GranVía me he encontrado con dos coches que acababan de darse un golpe, lo típico. Esto no me ha supuesto gran sorpresa porque es de lo más habitual en las rotondas -que si tengo yo preferencia...que si la tienes tu...- en lo que me he quedado pensando desde allí hasta que he llegado a casa, ha sido en que las dos conductoras (si, eran dos tías...pero ninguna llevaba gafas, aunque rondarían los 40 años...lo peor que te puede pasar si te das un golpe con el coche: que sea con una tía cuarentona y con gafas, en serio comprobado...son las peores) estaban fuera de sus respetivos utilitarios: movil en mano. Y digo yo: cuando no había móviles que hacía la gente? se daban un golpe con el coche..y cómo se las ingeniaban para llamar y no morirse de asco allí hasta que alguien las socorriera?? será que tendrían más recursos y menos dependecia del celular...porque ya me he puesto a recordar: y cuando todos los veranos de mi infancia (y de mi adolescencia también pero, eso es otra historia), mis kamikaces padres se lanzaban a la aventura de llevarnos de vacaciones a la playa de El Sardinero...a los 4 churumbeles uno detrás de otro, sin móvil, ni GPS, ni sillas adaptables...ufff............... y si en el camino sufrían una avería o imprevisto???, mi padre a caminar hasta el pueblo más proximo o a hacer auto-stop para que algun alma caritativa le acercara a la gasolinera más cercana y poder llamar desde algún teléfono público a la grúa que viniera a salvarnos, y mientras, mi madre en el coche con los 4 churumbeles de: 5, 4, 3 y 1 años de vida respectivamente, apuntando la matrícula del alma caritativa que había recogido a su esposo en auto-stop "por si acaso" (supongo que sería "por si acaso" le daba a mi padre por no volver y la dejaba a ella sola con las 4 criaturas), esperando allí con nosotros: improvisando juegos para entretenernos y amenizarnos la espera...

En fín, que no sé cómo han podido vivir ellos tan bien como vivían sin la tecnología que ahora no nos deja vivir. Va a ser verdad eso de que aquel que no tiene móvil (hay alguien?) es un poquito más libre que el resto.